sábado, 15 de septiembre de 2012

1976 - 16 de septiembre


Los lápices siguen escribiendo

Por Rubén Furman

La foto fue sacada en 1973 y corresponde a la 2º 4ta. del Colegio Nacional de La Plata. Hay chicas que ríen con el pelo suelto, y pibes de pelo largo con pantalones de bota ancha.

El cuarto desde la derecha, parado, con los brazos cruzados y serio, es Claudio de Acha, hijo de una familia de trabajadores de izquierda, humildes pero instruidos.

En esa imagen aun falta un año para que Claudio, después de la muerte de Perón, decida ingresar a la peronista Unión de Estudiantes Secundario. Lo transporta una ola incontenible que augura el cambio social, una patria para todos, la revolución. Y todavía faltan tres para que ese negrito ruloso, estudiante mediano pero gran lector, sea robado de su casa la Noche de los Lápices.

Su nombre está escrito hoy en una placa de mármol blanco ubicada en un pasillo junto a los de otros 94 alumnos y profesores, pero fotos con historias parecidas se guardan en muchos colegios del país.

En ellas hay pibes de esa generación que maduró en la resistencia a otra dictadura inquisitorial y que creyeron que el regreso del líder proscripto marcaría el fin de todas las proscripciones.

"Claudia no necesitaba el boleto estudiantil barato, porque nosotros no teníamos problemas económicos y ella vivía a dos cuadras de la escuela. Se metió en esa lucha por solidaridad", contó alguna vez Nelva Falcone con algo de candidez.

Es que ella, María Clara, Horacio, Panchito, Daniel y Claudio, y todos los que no están en esta foto pero si en otras, tenían algo común. Eran chicos comprometidos con su tiempo para los que nada de lo humano les fue ajeno.

Los pibes de otra generación les rindieron su homenaje al proclamar: "Vano intento el de la Noche: los lápices siguen escribiendo".

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