martes, 31 de julio de 2012

Raúl Zaffaroni - La Pachamama y el Humano


Para descargar el libro completo

Héctor Alancay y Mario Rabey.
Conversando acerca de Pachamama.
Barrancas, Jujuy, 1998.
Hace unos meses, Zaffaroni nos sorprendió  gratamente con un libro dedicado a la reflexión sobre un portentoso avance del neoconstitucionalismo sudamericano contemporáneo: el reconocimiento de derechos a la Naturaleza.

Las recientes Reformas Constitucionales de Ecuador y Bolivia han constituido a la Naturaleza, a Gaia, a la Tierra, en suma a Pachamama, en un sujeto jurídico. En palabras de Raúl:

De este modo el constitucionalismo andino dio el gran salto del ambientalismo a la ecología profunda, es decir, a un verdadero ecologismo constitucional. La invocación de la Pachamama va acompañada de la exigencia de su respeto, que se traduce en la regla básica ética del sumak kawsay, que es una expresión quechua que significa buen vivir o pleno vivir y cuyo contenido no es otra cosa que la ética –no la moral individual- que debe regir la acción del estado y conforme a la que también deben relacionarse las personas entre sí y en especial con la naturaleza.
No se trata del tradicional bien común reducido o limitado a los humanos, sino del bien de todo lo viviente, incluyendo por supuesto a los humanos, entre los que exige complementariedad y equilibrio, no siendo alcanzable individualmente. Siendo una regla de convivencia que en modo alguno niega la utilización de la naturaleza y ni siquiera de la técnica, sino que exige respeto a todo lo humano y no humano, tiene implicancias de todo orden en el plano político y económico y, naturalmente, enfrenta decididamente al suicida festival del mercado encarnado en un capitalismo desenfrenado. (pág.51)
El libro completo lo pueden leer y descargar aquí

miércoles, 25 de julio de 2012

Alta inseguridad en USofNA - Cuidado con los estrenos de Batman




Otra masacre en Estados Unidos

Otra masacre. Esta vez, en el estreno de la última película de la saga Batman. Camuflado con un casco, una máscara de gas y un chaleco antibalas, vestido de negro como el villano la película, James Holmes entró la noche del jueves en un cine de la localidad de Aurora (en Denver, Colorado), mató a doce personas e hirió a 59.

El tiroteo de Denver no es un hecho aislado en Estados Unidos. Los asesinos solitarios que, armados hasta los dientes, perpetran una matanza, se han vuelto comunes desde la segunda guerra mundial, pero especialmente desde la guerra de Vietnam. En  los últimos 20 años, se han contabilizado 24 tragedias semejantes; en lo que va del año, ya han ocurrido cuatro tragedias de este tipo.

Como en cada ocasión, se replanteará el debate sobre el acceso a las armas y la cultura de la violencia de la sociedad estadounidense. El asesino, de 24 años, usó armas de asalto y cientos de municiones que compró de manera legal en comercios de ramo; también había dejado su departamento lleno de explosivos para perpetrar una segunda masacre. El alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, ha salido a reclamar un mayor control de las armas; pero en un año electoral no parece que los principales candidatos vayan a enfrentarse al poderoso lobby de la Asociación Nacional del Rifle y de la industria armamentística, que realiza pingües ganancias con la cultura armamentística de Norteamérica. No es extraño que, a pesar de las repetidas matanzas, desde que en 2004 no se renovó la prohibición de venta de rifles de asalto se ha hecho más fácil adquirir armas de fuego y se extiende por el país un modelo de legislación conocido como “Stand your ground” que permite a cualquier ciudadano utilizar un arma en caso de sentirse amenazado y antes de intentar huir (El País, 20/7).

De cualquier modo, aún prohibidas las armas de asalto, Holmes habría podido utilizar armas de mano. No es su instrumento, si no la acción la que debe ser explicada.

Como en otros casos, la acción de James Holmes, de 24 años fue presentada por la policía como la acción de un demente (“Soy el Guasón”, dicen que dijo al ser arrestado). Pero el hecho de que el atacante esté mentalmente alterado, no significa que su acción sea un hecho aislado y contingente. El asesino se formó en un lugar y en un momento histórico determinado. 

La escalada de casos refleja una sociedad en crisis desde hace mucho tiempo. El estallido de la crisis mundial capitalista ha provocado una acentuación de sus tendencias más alienantes. 46 millones de personas que viven en la pobreza (el mayor número el último medio siglo) y un desempleo de masas (8,2% oficial) que se extiende, especialmente en la juventud. Los graduados universitarios, antes una capa privilegiada, se encuentran ahora, luego de recibidos, endeudados y sin trabajo (el asesino, graduado con honores en neurociencias, estaba desempleado). 

Existe en Estados Unidos toda una generación juvenil frustrada y sin futuro, para la que el régimen social no tiene más salida que el desempleo, el encierro y la represión. Están regresando los toques de queda nocturnos para los menores y el país sigue contando con la mayor población encarcelada del mundo (con 2,3 millones de presos) y la tasa más alta de encarcelamiento per cápita (752 presos cada 100.000 habitantes), bajo la bandera de la “lucha contra el terrorismo”, el establecimiento del “Acta Patriótica” ha constituido un Estado de excepción que viola las libertades democráticas reconocidas en su propia Constitución (Human Rigths Watch: “Informe Mundial 2012).  Durante 2011, las movilizaciones de la juventud norteamericana fueron reprimidas sistemáticamente tanto por republicanos como por demócratas.

Mucho se ha hablado del rol de la violencia en las películas y videojuegos que consumen los jóvenes, pero poco de que, para que estas puedan ser un detonante, tiene que existir un caldo de cultivo social.  La “violencia simbólica” refleja y reproduce una sociedad violenta, donde el Estado actúa con violencia como el regulador último de relaciones sociales antagónicas en disolución.

La trilogía Nolan explota el lado oscuro de la leyenda de Batman, que quiere salvar a una ciudad enferma a costa de su propia locura. Como en la película, la locura de un joven es una metáfora de la propia sociedad, su frustración y su crisis.

 
Pablo Ramasco


Ver también la película Bowling for Columbine

sábado, 21 de julio de 2012

el primer elemento del medio ambiente se llama felicidad humana



El presidente uruguayo José Mujica en la Cumbre Río +20
20.6.12

Autoridades presentes de todas la latitudes y organismos, muchas gracias. Muchas gracias al pueblo de Brasil y a su Sra. presidente, Dilma Rousseff. Muchas gracias también, a la buena fe que han manifestado todos los oradores que me precedieron.  Expresamos la íntima voluntad como gobernantes de apoyar todos los acuerdos que, esta, nuestra pobre humanidad pueda suscribir.

Sin embargo, permítasenos hacer algunas preguntas en voz alta. Toda la tarde se ha hablado del desarrollo sustentable. De sacar las inmensas masas de la pobreza. ¿Qué es lo que aletea en nuestras cabezas? ¿El modelo de desarrollo y de consumo que queremos es el actual de las sociedades ricas?

Me hago esta pregunta: ¿qué le pasaría a este planeta si los hindúes tuvieran la misma proporción de autos por familia que tienen los alemanes? Cuánto oxígeno nos quedaría para poder respirar?

Más claro: ¿tiene el mundo los elementos materiales como para hacer posible que 7 mil u 8 mil millones de personas puedan tener el mismo grado de consumo y de despilfarro que tienen las más opulentas sociedades occidentales? ¿Será eso posible?  ¿O tendremos que darnos otro tipo de discusión?

Hemos creado esta civilización en la que hoy estamos: hija del mercado, hija de la competencia y que ha deparado un progreso material portentoso y explosivo.  Pero la economía de mercado ha creado sociedades de mercado. Y nos ha deparado esta globalización, cuya mirada alcanza a todo el planeta.
¿Estamos gobernando esta globalización o ella nos gobierna a nosotros?

¿Es posible hablar de solidaridad y de que “estamos todos juntos” en una economía que basada en la competencia despiadada? ¿Hasta dónde llega nuestra fraternidad?

No digo nada de esto para negar la importancia de este evento. Por el contrario: el desafío que tenemos por delante es de una magnitud de carácter colosal y la gran crisis que tenemos no es ecológica, es política.

El hombre no gobierna hoy a las fuerzas que ha desatado, sino que las fuerzas que ha desatado gobiernan al hombre. Y a la vida. No venimos al planeta para desarrollarnos solamente, así, en general. Venimos al planeta para ser felices. Porque la vida es corta y se nos va. Y ningún bien vale como la vida. Esto es lo elemental.

Pero la vida se me va a escapar, trabajando y trabajando para consumir un “plus” y las sociedad de consumo es el motor de esto. Porque, en definitiva, si se paraliza el consumo, se detiene la economía, y si se detiene la economía, aparece el fantasma del estancamiento para cada uno de nosotros.

Pero ese hiper consumo es el que está agrediendo al planeta.

Y tienen que generar ese hiper consumo, cosa de que las cosas duren poco, porque hay que vender mucho. Y una lamparita eléctrica, entonces, no puede durar más de 1000 horas encendida. ¡Pero hay lamparitas que pueden durar 100 mil horas encendidas! Pero esas no, no se pueden hacer; porque el problema es el mercado, porque tenemos que trabajar y tenemos que sostener una civilización del “úselo y tírelo”, y así estamos en un círculo vicioso.

Estos son problemas de carácter político. Nos están indicando que es hora de empezar a luchar por otra cultura.

No se trata de plantearnos el volver a la época del hombre de las cavernas, ni de tener un “monumento al atraso”. Pero no podemos seguir, indefinidamente, gobernados por el mercado, sino que tenemos que gobernar al mercado.

Por ello digo, en mi humilde manera de pensar, que el problema que tenemos es de carácter político. Los viejos pensadores –Epicúreo, Séneca y también los Aymaras- definían: “pobre no es el que tiene poco sino el que necesita infinitamente mucho”. Y desea más y más.

Esta es una clave de carácter cultural.

Entonces, voy a saludar el esfuerzo y los acuerdos que se hagan. Y lo voy acompañar, como gobernante. Sé que algunas cosas de las que estoy diciendo "rechinan". Pero tenemos que darnos cuenta de que la crisis del agua y de la agresión al medio ambiente no es la causa. La causa es el modelo de civilización que hemos montado. Y lo que tenemos que revisar es nuestra forma de vivir.

Pertenezco a un pequeño país muy bien dotado de recursos naturales para vivir. En mi país hay poco más de 3 millones de habitantes. Pero hay unos 13 millones de vacas, de las mejores del mundo. Y unos 8 o 10 millones de estupendas ovejas. Mi país es exportador de comida, de lácteos, de carne. Es una penillanura y casi el 90% de su territorio es aprovechable.

Mis compañeros trabajadores, lucharon mucho por las 8 horas de trabajo. Y ahora están consiguiendo las 6 horas. Pero el que tiene 6 horas, se consigue dos trabajos; por lo tanto, trabaja más que antes. ¿Por qué? Porque tiene que pagar una cantidad de cosas: la moto, el auto, cuotas y cuotas y cuando se quiere acordar, es un viejo al que se le fue la vida.

Y uno se hace esta pregunta: ¿ese es el destino de la vida humana?

Estas cosas que digo son muy elementales: el desarrollo no puede ser en contra de la felicidad. Tiene que ser a favor de la felicidad humana; del amor a la tierra, del cuidado a los hijos, junto a los amigos. Y tener, sí, lo elemental.

Precisamente, porque es el tesoro más importante que tenemos. Cuando luchamos por el medio ambiente, tenemos que recordar que el primer elemento del medio ambiente se llama felicidad humana."

viernes, 13 de julio de 2012

Entrevista a Pier Paolo Pasolini



(del excelente sitio Taringa)

 Es la traducción al castellano de una entrevista al gran Pier Paolo Pasolini, realizada en 1975, donde habla sobre su última película, Saló o los 120 días de Sodoma. La entrevista forma parte del film "Pasolini próximo a nosotros", de Giuseppe Bertolucci, estrenado en 2006


PASOLINI: -Como sabe, el film está tomado de "Los 120 días de Sodoma" de Sade, pero está ambientado durante la República de Salò, en 1944-1945. Entonces hay mucho sexo, pero el sexo en el film es el típico sexo de Sade, cuya característica es exclusivamente sadomasoquista en toda la atrocidad de sus y sus situaciones. Me interesa este sexo como le interesa a Sade, por lo que es, pero en mi film todo este sexo asume un significado particular: es la metáfora de lo que el poder hace del cuerpo humano, su mercantilización, su reducción a una cosa, que es típica del poder, de cualquier poder. Si en lugar de la palabra "Dios", en Sade, pongo la palabra "poder", surge una extraña ideología, extremadamente actual. Y esta actualidad un verdadero salto con respecto a los films que hice hasta ahora, que forman la "Trilogía de la Vida": "El Decamerón", "Los Cuentos de Canterbury" y "Las Mil y Una Noches". Es marxismo puro. El manifiesto de Marx dice esto: el poder mercantiliza el cuerpo, transforma el cuerpo en mercancía. Cuando Marx habla de la explotación del hombre por el hombre, habla efectivamente de una relación sádica.


SALÒ O LOS 120 DÍAS DE SODOMA

PASOLINI: -Los sádicos han sido siempre poderosos, éste es un dato real. De hecho, en Sade, los cuatro que hacen las cosas tremendas en los 120 días son un banquero, un duque, un obispo y un presidente de la corte que representan el poder, el brazo secular del poder. Son cuatro nazi-fascistas de aquel tiempo, pero son personas particularmente cultas, capaces de leer muy bien a Nietzsche o a Baudelaire, o quizás incluso a Lautréamont... Son personajes más bien ambiguos. Y luego, sobre todo, el film carece de psicología y, por lo tanto, carece de datos personales reales. Otro elemento de inspiración del film es el recuerdo de aquellos días que viví, los días de la República de Salò...

BACHMANN: -¿Estabas allí en aquellos días?

PASOLINI: -No estaba en Salò, sino en Friuli. Friuli se había convertido en una región alemana, estaba burocráticamente anexada a Alemania. Se llamaba el "Litoral Adriático". Había un "Gauleiter", que era una especie de gobernador... desde el 8 de septiembre de 1943 hasta el fin de la guerra. Y entonces pasé días espantosos en Friuli. Para empezar, hubo una de las luchas partidarias más duras y mi hermano murió allí. Fue una de las más crueles porque Friuli estaba bajo completo control de Alemania y pocos fascistas se veían allí. Eran verdaderos asesinos. Y además, Friuli era continuamente bombardeada por los americanos, porque los "Flying Fortresses" tiraban bombas en Friuli en su camino a Alemania. Redadas, ciudades vacías, bombardeos... casi inútiles, por pura crueldad.

BACHMANN: -¿En qué ciudad estabas?

PASOLINI: -Estaba en Casarsa, la ciudad de mi madre.

BACHMANN: -¿Dónde naciste?

PASOLINI: -No, yo nací en Bologna. Ésa es la ciudad de mi madre, donde pasé parte de mi infancia, donde iba cada verano cuando era niño. Allí fuimos evacuados en 1943.

BACHMANN: -¿Evacuados?

PASOLINI: -Significa "refugiados".

BACHMANN: -¿De Bologna?

PASOLINI: -Sí.

BACHMANN: -Entonces allí no trabajabas.

PASOLINI: -No, estaba aún estudiando. Escribía los poemas que fueron mis primeros poemas friulianos.

BACHMANN: -¿En qué año naciste?

PASOLINI: -En 1922.

BACHMANN: -¿Cómo puede ser entendido el mensaje de este film por los jóvenes de hoy?

PASOLINI: -Yo creo que los jóvenes no lo entenderán. No me ilusiono con ser entendido por los jóvenes porque es imposible instaurar una relación cultural con ellos, dado que viven nuevos valores que son incomparables con los viejos valores en nombre de los cuales hablo. ¡Es como si tuvieran un acuerdo! Hablan, ríen y se comportan de la misma manera, usan los mismos gestos, aman las mismas cosas, manejan las mismas motocicletas... En suma, yo vi los uniformes. Cuando era niño, vi el movimiento juvenil fascista, pero nunca vi gente en uniforme como ahora. No son de una organización, no se llaman Boy Scouts, Balilla o Juventud Fascista, no se llamarán así, pero todo está basado en este movimiento juvenil informal y autocreado. Todo está basado en los chicos, en los jóvenes. Lo horrible del periodismo de la cultura italiana es que “los jóvenes son libres, no tienen complejos, son desinhibidos, son felices”. Toda la burguesía italiana está convencida de esto. Y también toda la izquierda. Creen que estos jóvenes son finalmente los jóvenes... ¿Comprendes? ¡¬No entienden, no ven, porque no los aman! Quien no ama a los campesinos, no entiende su tragedia. Quien no ama a los jóvenes, se desentiende de ellos. Dice: “Pero si son alegres, desinhibidos...”. No le importan porque no los ama. No habiendo amado a los de antes, no advierte que los de ahora han cambiado. Son siempre los mismos para él. Yo, como los he amado, los he seguido siempre. Por eso, esto para mí es una catástrofe. Es toda una declaración de amor, todos mis libros y mis obras narrativas hablan de jóvenes. Los amaba y los representaba. Ahora no podría hacer un film sobre estos imbéciles que nos rodean. A veces mis ojos se llenan de lágrimas cuando veo al hijo de Ninetto, que tiene un año. Me vienen las lágrimas por piedad por su futuro. Sí, porque los padres de estos hijos terribles, de esta nueva generación de jóvenes odiosos... hablo de las masas, porque luego, pobres, hay infinitas excepciones. En las grandes ciudades industrializadas la juventud se volvió odiosa, insoportable. ¿Pero qué han hecho los padres, aquellos que tienen cuarenta, cincuenta años? ¿Qué han hecho para prevenir que estos hijos fueran así? Los padres que tienen hijos de quince a veinte años objetivamente ya no les pueden enseñar nada... porque no tienen experiencia del tipo de vida que sus hijos viven, entonces no tienen derecho a decir: "Mira...". Cuando eran jóvenes, su problema era encontrar pan mientras que el problema de sus hijos es encontrar una motocicleta. Entonces no les pueden decir: "Cuando yo era joven...". No, porque su tipo de vida era tan diferente que no tienen derecho a enseñar y entonces se quedan callados. ¿Pero cuál generación creó las condiciones para que sus hijos vivieran así? Es siempre su culpa. Entonces, pobres, en la relación con sus hijos son impotentes y hasta podemos entenderlos, pero son los responsables de esta situación.
¡El ideal es el consumismo! Hay un enorme grupo que se extiende de Milán a Bologna, comprende Roma y se extiende por el sur. Es una civilización homologante que hace todo igual. Entonces es claro que caen las barreras, los pequeños grupos...

BACHMANN: -¿Sin ideología?

PASOLINI: -¬¡Cómo que no hay ideología! La ideología consumista... En vez de llevar una bandera, se ponen ropas que son una bandera. Han cambiado algunos medios y algunos instrumentos externos, pero, en la práctica, es un empobrecimiento de la individualidad que se disfraza a través de su valorización.


CÍRCULO DE LAS MANÍAS

PASOLINI: -El film fue ofrecido a Sergio Citti y yo trabajé con él en el guión. Mi principal contribución al guión fue darle una estructura de tipo dantesco que probablemente Sade ya tenía en mente. Dividí el guión en círculos, le di al guión una suerte de verticalidad y un orden de carácter dantesco. Pero mientras trabajábamos en el guión, Sergio Citti, poco a poco, perdía interés porque tenía la idea de otro film, y yo, en cambio, poco a poco me enamoraba. Y me enamoré por completo cuando me vino esa iluminación de transportar a Sade a 1944 en Salò.
Durante la edad "represiva" el sexo era una delicia, porque se hacía a escondidas y era una burla a todas las obligaciones que el poder imponía. En cambio, en las sociedades tolerantes como se declara la nuestra, el sexo produce neurosis, porque la libertad concedida es falsa y, sobre todo, es concedida desde arriba y no ganada desde abajo. Por lo tanto, no es vivir una libertad sexual, sino adecuarse a una libertad que viene concedida. Y entonces, en cierto punto, uno de los personajes de mi film dirá exactamente: "Las sociedades represivas reprimen todo... entonces los hombres pueden hacer todo". Pero agregué este concepto que para mí es lapidario: "Las sociedades permisivas permiten algo... y se puede hacer sólo aquel algo". Es terrible, ¿no? Hoy, en Italia, se pueden hacer algunas cosas. Antes, en realidad, nada era concedido. Las mujeres eran casi como en los países árabes, el sexo estaba escondido y no se podía hablar de eso, y ni siquiera se podía mostrar un seno medio desnudo en una revista. Ahora... conceden algo. Conceden fotos de mujeres desnudas... pero no de hombres.
Después, una gran libertad en las parejas heterosexuales, "libertad" por decir de algún modo, porque debe ser ésa y además es obligatoria. Como es concedida, se volvió obligatoria. Como es concedida, un muchacho no puede no aprovechar la concesión. Entonces se siente obligado a estar siempre en pareja, y la pareja se volvió una pesadilla, una obsesión, en vez de una libertad. ¿Has visto cómo está de moda la pareja ahora? Pero es una pareja falsa, de una insinceridad espantosa. Mira estos chicos que, presos de quién sabe cuál noción romántica, caminan de la mano o abrazados, un chico y una chica. "¿Qué es este súbito romanticismo?", preguntarás. Nada. Es la nueva pareja relanzada por el consumismo, porque esta pareja consumista compra.

BACHMANN: -Exactamente.

PASOLINI: -Teniéndose de la mano van a La Rinascente, al UPIM... Son neuróticos los italianos. En una época, durante la represión, eran sexualmente equilibrados. Con la tolerancia se volvieron todos neuróticos.
Además de la anarquía del poder, mi film trata sobre la posible inexistencia de la historia, polemiza contra la idea de historia que tiene la cultura eurocéntrica, es decir, el racionalismo o el empirismo burgués de un lado y el marxismo del otro. Toma Francia, por ejemplo, con sus relaciones con Argelia y con el Tercer Mundo en general. Francia, que ha alcanzado el mayor racionalismo del mundo. Para Francia, la palabra "libertad" corresponde a "racionalidad". Ahora Francia ha llegado a una especie de saturación de la propia racionalidad. Entonces, ¿cómo soporta una nación como Francia esta irrupción de irracionalidad que trae consigo el Tercer Mundo, el mundo del hambre? Las poblaciones del Tercer Mundo, precisamente porque son reprimidas y tenidas al margen de la vida pública y de la vida política, han conservado, como todas las áreas marginales, un tipo de cultura anterior que, de algún modo, es el tipo de cultura prehistórica. Francia se ubica como la maestra de racionalidad para las poblaciones coloniales. De hecho, los educa muy bien. Francia no ha tomado nada de ellos, sólo ha dado. Les dio un modelo de educación, racionalidad, civilización, pero no supo aprender nada de ellos, porque este tipo religioso, irracional, prehistórico que el Tercer Mundo trae consigo, no es racionalizable. Entonces los franceses deben modificar su razón si quieren comprender, si no quieren quedarse atrás. París es una ciudad maravillosa que admiro porque la matriz de mi cultura está allí. No puedes dejar de admirarla, pero se siente que es... más remota, más lejana, más arcaica que una pequeña ciudad de cualquier nación subdesarrollada que se está creciendo. El mundo moderno será una síntesis entre el mundo de la burguesía occidental de hoy y el mundo de las poblaciones subdesarrolladas que se unen ahora a la historia. La racionalidad occidental será modificada por la presencia de otro tipo de visión del mundo que estos pueblos expresan. La modernidad consiste en esta modificación. Es verdad que el hombre es siempre el mismo, pero también es verdad que cambia. Tanto más porque en este momento nos está amenazando una verdadera mutación antropológica. El verdadero apocalipsis es que la tecnología, la era de la ciencia aplicada, hará del hombre algo distinto de lo que era antes. Ha sucedido algo que no tiene equivalentes en la historia del hombre.


CÍRCULO DE LA MIERDA

PASOLINI: -Y estamos aterrorizados por la idea de que nuestros descendientes no sean más como nosotros. Es un poco el fin del mundo.
El sadomasoquismo es una categoría eterna del hombre: estaba en el tiempo de Sade, está hoy, etc. Pero no es esto lo que me importa. Me importa también esto, pero el sentido real del sexo en mi film es una metáfora de la relación entre el poder y sus subordinados, entonces vale para todos los tiempos. La motivación vino de que yo detesto, sobre todo, el poder de hoy. Todos odian el poder que sufren. Por eso, yo odio con particular vehemencia el poder de hoy, 1975. Es un poder que manipula los cuerpos de un modo horrible, no tiene nada que envidiar a la manipulación de Himmler o Hitler. Los manipula transformando sus conciencias, en el peor modo, instituyendo nuevos valores que son alienantes y falsos: los valores del consumo, que culminan lo que Marx llamó genocidio de las culturas vivientes, reales, precedentes. Por ejemplo, ha destruido Roma. Los romanos no existen más. Un joven romano no existe más, es un cadáver. El cadáver de sí mismo que aún vive biológicamente y está en un estado de desconcierto entre los antiguos valores de su cultura popular romana y los nuevos valores pequeño-burgueses, valores consumistas que le han sido impuestos. Entonces, este tipo de cambio ha difundido entre los italianos la ideología del hedonismo consumista, que es, a su manera, estúpidamente laica y racional, miope, estrecha. Esta ideología toca a todos los italianos, intelectuales incluidos. Yo también, en cierto sentido, sin querer participo en esta ideología, porque yo también estoy feliz de tener un automóvil o de apretar un botón y tener calefacción. Yo también, en cierto sentido, tiendo a los bienes superfluos. Sólo que yo me salvo de todo esto a través de la cultura, etc. En esto, soy un privilegiado. Pero la enorme masa de los italianos ha caído en este mecanismo. Han caído los valores y han sido sustituidos por otros. Han caído los modelos de conducta y han sido sustituidos por otros. Esta sustitución no era el deseo de la gente de abajo, sino que ha sido impuesta por el poder consumista, es decir la gran industria italiana multinacional y también la nacional, hecha de pseudo-industriales, que querían que los italianos consuman ciertos bienes de una cierta manera. Y para consumirlos, debían crear otro modelo humano. Un viejo campesino, tradicionalista y religioso, no consumía la comida chatarra anunciada en la TV. Había que encontrar un modo de que la consumiera. En verdad, los productores fuerzan a los consumidores a comer mierda. El caldo Knapp, etc... Dan cosas adulteradas, malas... los quesos robiola, los quesitos para bebés... son todas cosas horribles que son mierda. Si hiciera un film sobre un industrial de Milán que produce galletas y luego las anuncia y hace que los consumidores las coman, el resultado sería un film terrible sobre la contaminación, la adulteración, el aceite hecho con los huesos de la carroña... Podría hacer un film así, ¡pero no puedo! ¿Cómo puedo estar un año, primero pensándolo y luego filmando? Sería más útil, en el sentido directo y práctico de la palabra, mostrarlo exactamente como es. Pero, ¿quién me manda a hacerlo? Sería autoagresión.
El poder permanece igual, sólo sus caracteres cambian. El súbdito, en vez de ser austero, religioso, es un consumidor: no previsor, no religioso, laico, etc. Los caracteres culturales cambian, pero la relación es idéntica. Entonces, es un film no sólo sobre el poder, sino sobre lo que llamo "la anarquía del poder". Nada es más anárquico que el poder. El poder hace lo que quiere y lo que quiere es totalmente arbitrario o dictado por sus necesidades económicas que escapan a la lógica común. El cristianismo y el marxismo han sido siempre impuestos desde arriba, nunca han venido desde abajo. Este principio de la sumisión puede ser un poco análogo al instinto de muerte de Marx, ¿no? Coexistente con el espíritu agresivo del amor. En mi opinión, continuó existiendo inalterable bajo el cristianismo, porque el cristianismo enseguida se convirtió en religión de estado, es decir de la clase dominante, y fue impuesto, entonces no cambió estos instintos profundos. En cambio, el único sistema ideológico que realmente involucró también a las clases dominadas es el consumismo, porque es el único que llegó al fondo, que da una cierta agresividad porque esta agresividad es necesaria para el consumo. Si uno es puramente sumiso, sigue el instinto puro de la sumisión como un viejo campesino que bajaba la cabeza y se resignaba... algo sublime, heroico. Ahora este espíritu de resignación, de sumisión, no existe más, porque ¿qué consumidor es uno que se resigna y acepta su estado arcaico, retrógrado e inferior? Debe luchar para elevar su estatus social. "Yo bajo la cabeza en nombre de Dios" es ya una gran frase. Mientras que ahora, el consumidor ni siquiera sabe que baja la cabeza. Al contrario, cree estúpidamente que no la baja y que posee sus derechos. Al contrario, está siempre allí reclamando sus derechos, creyendo en ellos, y en cambio es un pobre cretino.
El poder es siempre codificador y ritual. Sin querer, me encontré representando en este film la vida del buen pequeño burgués, con sus salones, su té, sus abrigos, y por otra parte la ceremonia nazi, en toda su solemnidad macabra, tétrica y miserable. Porque el poder es ritual y codificador. Pero lo que ritualiza, lo que codifica es siempre la nada, el puro capricho, es decir, su propia anarquía.


CÍRCULO DE LA SANGRE

PASOLINI: -Los hombres necesitan el mito. Sin embargo, en el mundo campesino los mitos eran siempre revividos a través de rituales. La misa fue un ritual que cristalizó por milenios un credo religioso. Todas las religiones antiguas pueden resumirse en un esquema, el del eterno retorno: la muerte y luego la resurrección. Muerte y resurrección de la naturaleza, del pasto, de las cosechas. Este eterno retorno ya no tiene sentido para el hombre moderno. El ciclo estacional ha sido reemplazado por los infinitos ciclos de producción y consumo: el de la bicicleta, el del automóvil, el de la ropa... Hay muchos ciclos pequeños. Producir y consumir, producir y consumir es un ciclo artificial, pero un ciclo al fin. Hoy los rituales son de otro tipo, por ejemplo estar en fila delante de una TV, o estar en fila en una cola de automóviles el fin de semana, o hacer un picnic en un campo, siempre el fin de semana. Cada poder tiene sus formas de ritual. Uno de los rasgos de la desaparición del mito y del antiguo ritual campesino, sustituido por la industrialización, es la muerte de la iniciación. La pubertad, para el catolicismo, tenía la Comunión y la Confirmación que ahora ya no cuentan, ya no tienen ningún sentido. Ahora no hay iniciación porque el niño ya nace consumidor. No hay una iniciación a la sociedad de consumo. Los jóvenes tienen la misma autoridad como consumidores que lo ancianos.
El hombre ha sido siempre conformista. Su característica principal es la de conformarse con cualquier tipo de poder o calidad de vida que encuentra al nacer. Tal vez, biológicamente, el hombre es narcisista, rebelde, ama la propia identidad, etc, pero la sociedad lo hace conformista y él ha bajado la cabeza, de una vez y para siempre, ante las obligaciones de la sociedad.
Yo no suscito piedad a través de las víctimas si no es con la máxima discreción. De lo contrario, el film habría sido horrible, insoportable. Si hubiera creado víctimas simpáticas que lloraban, que conmovían, después de cinco minutos habrías huido de la sala. Y, sobre todo, no lo hice porque no lo creo. Hay alguien que se rebela, pero se rebela apenas, de modo inconsciente, y es sólo uno. Es la culminación del film: muere cerrando el puño. Pero no escribas esto, querría que fuera una sorpresa.
No creo que haya nunca una sociedad en la cual el hombre sea libre.

BACHMANN: -¿Entonces es inútil esperarla?

PASOLINI: -Pero no debemos esperar nada. La esperanza es una cosa horrible, inventada por los partidos para tener contentos a sus afiliados.
Ya no escribo como antes, lo que equivale a decir que ya no escribo más. Al principio, cuando comencé a hacer cine, pensé que era sólo la adopción de una técnica distinta, casi diría, de una técnica literaria distinta. Pero luego advertí, poco a poco, que era la adopción de una lengua diferente. Entonces abandoné la lengua italiana, con la cual me expresaba como hombre de letras, para adoptar la lengua cinematográfica. He dicho varias veces como protesta, como total contestación, que habría querido renunciar a la nacionalidad italiana. Haciendo cine, en cierto sentido he renunciado a la lengua italiana, es decir, a mi nacionalidad. Pero hay otra verdad, tal vez más complicada y profunda: la lengua expresa la realidad a través de un sistema de signos. En cambio, un director expresa la realidad a través de la realidad. Ésta es quizás la razón por la cual me gusta el cine y lo prefiero a la literatura, porque expresando la realidad como realidad, opero y vivo continuamente al nivel de la realidad. Un poeta usa la palabra "flor", ¿pero de dónde la toma? La toma de nuestro lenguaje de hombres que comunicamos. La poesía no nos importa nada. Usamos la palabra "flor" porque sirve a nuestras relaciones humanas. En cambio, ¿en qué otro lenguaje se fundan las imágenes? Se fundan en las imágenes de los sueños y de la memoria. Al soñar y al recordar, rodamos pequeños films en nuestras cabezas. Entonces, el cine se basa en un lenguaje completamente irracional: los sueños, la memoria, y la realidad como hecho bruto. Una imagen es infinitamente más onírica que una palabra. En el fondo, cuando uno ha visto un film, le parece haber soñado.
Mi obra está influenciada por el uso de actores no profesionales y por escenografías no reconstruidas en un teatro. Uso escenografías reales: cuando filmo, yo sólo recojo material. Entonces voy a cualquier lugar, elegido por mí, y recojo el material según la luz, según lo que hay ahí en ese momento. Cuando estás en medio de un paisaje hermoso con los personajes que te gustan, estás ávido. Como un glotón en medio de toda clase de manjares, buceas como una bestia comiendo aquí y allá. Así era yo antes. Ahora tomo un muchacho que no ha actuado nunca, lo pongo frente a la cámara y lo tengo allí un largo rato, recogiendo material. Esto significa que luego debo hacer un largo trabajo de edición para quitar todo lo que es inútil y capturar, en cambio, ese momento de verdad que pudo... centellear en sus ojos, en su sonrisa mientras yo filmaba. En este film, en cambio, esto no sucede porque no es un film de material recolectado, elaborado luego en la edición. Ya está terminado y editado mientras lo filmo. Por eso, necesito un mayor profesionalismo de los actores. De hecho, hay cuatro, cinco actores profesionales en el sentido más puro de la palabra, pero también a quienes elegí de la calle, que actúan por primera vez, los uso como si fueran actores. Pretendo de ellos un desempeño profesional de actores: deben decir la línea entera con la expresión justa del principio al fin, etc.
Además, dejo un amplio margen para la improvisación, para la libertad. Pero aquí está todo mejor programado que lo habitual. Quiero editarlo de un modo perfecto. Este film debe ser, formalmente, casi un cristal al terminar. No debe ser confuso, caótico, inventado, desproporcionado. Todo debe ser muy calculado, mucho más preciso. Todo: los movimientos, las composiciones, los trucos... Antes hacía los trucos así nomás, aquí no: cuando alguien debe caer muerto, debe repetirlo mil veces hasta que realmente parezca un cuerpo muerto. Siempre trato de obtener esta perfección formal, que me sirve para cerrar, como una especie de envoltorio, las cosas terribles de Sade y del fascismo.
El uso obsesivo del campo y del contracampo, del primer plano opuesto a otro primer plano, la ausencia de planos sobre el hombro, la ausencia de personajes que salen y entran en el campo, la ausencia, sobre todo, de planos secuencia, son rasgos típicos de todos mis films. En este film, todo eso es llevado a la máxima lucidez y al absoluto. Mis hábitos casi obsesivos son llevados a tal punto de obsesión, que tal vez cambie la cualidad.
Si creyera que mi cine está totalmente integrado a una sociedad que también quiere la clase de films que hago, entonces quizás no los haría. Estoy convencido de que hay algo
que no puede ser integrado. La sociedad burguesa digiere todo: amalgama, asimila y digiere todo. Pero en cada obra donde la individualidad y la singularidad se afirman, con originalidad y violencia, hay algo no integrable.

BACHMANN: -¿A quién se dirige el film?

PASOLINI: -En general, a todos, a un otro mí mismo. Es verdad que la masa aliena y mistifica la obra de arte cuando ésta es mercantilizada y es propuesta a ellos en un cierto modo, pero la masa está todavía compuesta de individuos. Y entonces en una sala, en un ritual social, donde mi film es propuesto a las masas de ese modo, etc; en estas salas, de hecho, hay individuos. El individuo es el procesador de los problemas del mundo. Todo sucede en el individuo. Atribuyo a los otros, aun al más atado, al más esclavizado, la chance de entender una obra a su modo, a su nivel. Tengo esta fe en la libertad humana, que no sabría racionalizar. Pero me doy cuenta de que, si las cosas continúan así, el hombre se mecanizará tanto, se alienará tanto, devendrá tan antipático y odioso, que esta libertad estará completamente perdida. Continuaría igualmente haciendo cine aun si yo fuera el único hombre libre y esa libertad muriera con mi cine. Continuaría haciendo lo mismo porque necesito hacerlo. Me gusta hacerlo y lo haré. O me suicido o lo hago. Haciendo un film, me expreso. Si luego mi expresión es completamente alienada y mecanizada, ¡paciencia! Entre tanto, me he expresado lo más libremente posible.

BACHMANN: -¿Cuál consideras el punto central de tu obra, es decir la cosa central que te guía de un film a otro? Un mensaje, una obsesión, una idea...

PASOLINI: -Es una idea formal de lo que debo hacer, que es igual en todos los films. El esquema formal, la iluminación que tengo de lo que un film debe ser, que es inexpresable en palabras: o lo entiendes o no lo entiendes, no te lo sé decir. Cuando decido hacer un film, lo decido porque tengo una iluminación, que es la idea formal del film. Es la síntesis del film. La idea de un film nunca es el producto de una serie de pensamientos. En todo caso, hay una serie de pensamientos que es interrumpida por una iluminación, como fue en el caso de Sade. Cuando se hace un film, como cuando se escribe una novela, hay fases. Hay una historia de la generación de las cosas y el autor, al final, ha hecho algo que sólo estaba en parte en su cabeza. El montaje del film es un momento de gran sorpresa para el autor mismo, no tanto porque resulta otra cosa de la que tenía en mente, sino porque ha salido la cosa real. Cuando miro las cosas, tengo un ojo racional, crítico, que tomo de mi cultura laica, burguesa y luego marxista. Entonces hay un ejercicio crítico continuo de mi razón sobre las cosas del mundo. Pero mi visión real, la más antigua, la más arcaica, que tuve al nacer y formé en mi primera infancia, mi visión original es una visión sagrada de las cosas. Veo el mundo como casi todos los que tienen una vocación poética, es decir, como un hecho milagroso y casi sagrado. Y nada puede desacralizar mi visión sagrada fundamental.
Pienso que ningún artista en ninguna sociedad es libre. Estando aplastado por la normalidad y por la mediocridad de cualquier sociedad donde viva, el artista es una contestación viviente. Representa siempre lo contrario de la idea que cada hombre en cada sociedad tiene de sí mismo. Un margen mínimo y tal vez inapreciable de libertad, en mi opinión, hay siempre. No sé decirte hasta qué punto esto es o no es libertad. Pero ciertamente algo escapa a la lógica matemática de la cultura de masas, al menos por ahora.

BACHMANN: -¿Qué debemos hacer, mientras tanto?

PASOLINI: -¿Qué debemos hacer? Ser coherentes con las propias ideas y tratar de hacer eso mínimo que uno puede. ¿Qué quieres hacer?

BACHMANN: -En definitiva... ¿creer?

PASOLINI: -Incluso no creer. Basta que el no creer sea dinámico. Muchas veces uno que no cree y hace de este no creer una bandera, llega a algo. La verdadera realidad es que el hombre contemporáneo no cree y cree.

BACHMANN: -Pero Pasolini, ¿cree o no cree?

PASOLINI: -Creo y no creo. Ésta es la respuesta.

miércoles, 11 de julio de 2012

La primera revista del mundo para homosexuales


Der Eigene fue la primera revista del mundo para homosexuales.

Se publicó entre 1896 y 1932 por Adolf Brand. Los primeros diez números aparecían cuatro veces al año, luego se comenzó la edición mensualmente, pero en parte de forma irregular y con interrupciones.

El nombre se remonta a la obra de Max Stirner Der Einzige und sein Eigentum (El único y su propiedad). El subtítulo era Monatsschrift für Kunst und Leben (Revista mensual sobre el arte y la vida).

En los primeros números también trataron temas como la filosofía de Stirner y el anarquismo, temas que apenas aparecieron en los siguientes años. Der Eigene contenía a partir de 1898 principalmente poemas, prosa, fotos de desnudos y dibujos. Los principales colaboradores fueron Benedict Friedlaender, Klaus y Thomas Mann, Theodor Lessing, Erich Mühsam, Fidus y Sascha Schneider.

La revista también tuvo que vérselas con la censura: en 1903 la revista se vio envuelta en un proceso judicial por la publicación del poema Die Freundschaft (La amistad), pero que fue sobreseído cuando se descubrió que el poema era de Friedrich Schiller. En 1933 hubo varios registros y confiscaciones en la casa de Brand, lo que impidió la continuación de la revista.

(aportado por Omar Serra)


miércoles, 4 de julio de 2012

Desde Ambrosetti hasta Rabey


sobre la coca y el coqueo en Argentina

por Akira Igaki


Andes vol. 21 no. 1 Salta ene./jun. 2010 

Cosechando coca para el "coqueo" ("pijchay" aymara) en las Yungas de La Paz


La hoja de coca, apreciada entre los pueblos indígenas desde sus primeros contactos y difundida por ellos hacia otros lugares durante milenios, entró a los complejos procesos conflictivos –tanto interculturales como internacio-nales– de estigmatización y marginalización desde el período colonial hasta el día de hoy. Argentina se encuentra dentro de estos procesos pues la coca es comúnmente usada en áreas andinas del norte del país. Este trabajo presenta a dos científicos sociales argentinos –Juan Bautista Ambrosetti y Mario Rabey– de dos épocas que no solamente separan por casi cien años la publicación de sus estudios sobre los usos de la hoja sino también otorgan diferentes significados en el objeto y objetivo del estudio. Mientras Ambrosetti representa y legitima con su lenguaje la hegemonía que estigmatiza la práctica cultural no europea, como lo son dichos usos, Rabey los reivindica como parte de la diversidad cultural entendida como diferencia cultural discriminada, con una postura crítica a la hegemonía idiosincrásica nacional. A través de la comparación entre ellos, este trabajo relata el cambio en la mirada antropológica y su posición como producto de un complejo desenvolvimiento de relaciones entre dicha diferencia y su significado en la ciencia y política.

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domingo, 1 de julio de 2012

Más allá de la disputa de Moyano con el Gobierno Nacional



Primero la Patria - versión 2012


por Enrique Mario Martinez en Propuestas Viables, 27/06/12 


Una de las fotos más difundidas del acto convocado
por Moyano el 27 de junio
El discurso por cadena nacional de CFK del 26 de junio describió el escenario político y económico actual con una extensión y un compromiso por parte de la Presidenta, que se convierte en un elemento de referencia inevitable para reflexionar y entender a donde vamos.


Desde donde hablo y para qué
Creo en los resultados de la política, más mucho más que en los discursos. Creo, en consecuencia, que en Latinoamérica hay que seguir la evolución de las condiciones materiales de los más humildes y su calidad de vida asociada, para entender si una política es correcta, es justa y además si es sustentable, si podemos estar convencidos que permanecerá en el futuro. Esa es la medida dura e irremplazable.
En cualquier caso, sin embargo, los seres humanos nos entendemos por la palabra y los gestos, lo que hace inevitable el intento.
Escribo esto ante todo por una razón egoísta: tratar de aclararme el horizonte. Lo difundo porque creo que habemos muchos miles hoy en la misma confusión y además, porque creo tener alguna probabilidad de ser leído sin esa clasificación mecánica que lo coloca a uno como amigo o enemigo, que huye de los conceptos, para instalarse en las opciones de odio o amor, de fidelidad o traición, tan usuales y tan boludas al mismo tiempo.

Cuál es mi caracterización del proyecto de gobierno
Para ser simple y directo: No dudo en absoluto de los fines, pero si dudo de varios medios.
Creo que la Presidenta es leal a un compromiso de toda la vida para aportar a una sociedad con menos pobres, con una vida más digna para los postergados por generaciones. Su trayectoria y su discurso presente, en ese sentido, la colocan en un estadio muy superior a cualquier oposición y a muchos de sus colaboradores o compañeros de espacio político.
Creo, sin embargo, que se ha construido mentalmente un camino para llegar a esa meta, que tiene flancos débiles, tanto en los instrumentos utilizados como en la forma de vincularse con otros actores políticos, especialmente del propio ámbito partidario.

Los instrumentos
Ante todo, se habla de crecimiento con inclusión, como camino de progreso. Pero se asigna la responsabilidad del crecimiento a los inversores que puedan llegar, de cualquier lugar del planeta, a producir para el mercado interno o para un mercado global. La Presidenta ha dicho en reiteradas oportunidades que para el modelo, toda industria que produzca en el país es argentina, aunque sus dueños no lo sean.
Un crecimiento económico basado mayoritariamente en compañías multinacionales nos lleva a hablar, en el mejor de los casos, de crecimiento con compensación de los perdedores.
Por tres razones vinculadas:
Toda compañía busca maximizar sus utilidades, incluyendo en ello tener los menores costos posibles, pero las multinacionales lo hacen analizando un esquema global de proveedores y de disponibilidad de trabajadores, no solo los locales. De tal manera, los eslabones de la cadena de valor que se instalan en un país como la Argentina, son solo aquellos en que el costo laboral es favorable. Esa norma fija un techo a los salarios reales. Si crecen por encima de otras opciones internacionales, a la corta o a la larga, esos trabajos desaparecen.
Complementariamente, quedan fuera del país, casi por definición, las tareas de investigación y desarrollo de las corporaciones, que son hechas en los países donde residen sus centros de decisión.
Finalmente, es claro que si las empresas son exitosas, ganarán dinero y ese dinero lo girarán a sus accionistas, perdiendo así capacidad de inversión y de consumo en el país, además de causar tensiones que a esta altura son muy grandes sobre la balanza de pagos internacionales.
La combinación de los tres factores dibuja un escenario distante del óptimo, con productividad mediocre, salarios reales con techo y problemas de inversión y de balanza de pagos.
El gobierno ha buscado compensar a los periféricos o excluidos de este sistema. Lo hizo con medidas fuertes, como la asignación universal por hijo; la recuperación de los fondos de las AFJP; la generalización de las jubilaciones y su movilidad por ley; la actualización del SMVM; la recuperación de las paritarias privadas, no en el sector público, donde es una parodia; los subsidios al transporte y los servicios. Además de eso, se ha puesto al hombro la obligación de toda la inversión en infraestructura vial, de comunicaciones, de energía, educativa y de vivienda social.
Todo en dimensiones y con alcances que ningún gobierno anterior ni se comprometió ni intentó.
El punto es que en tal esquema los fondos públicos en algún momento pasan a no alcanzar. Porque su fuente son impuestos aplicados a una economía cuya capacidad de generación de riqueza se centra más y más en la utilización de sus recursos naturales, con límites evidentes, mientras aquello que la actividad humana le pone encima tiene un horizonte restringido, por lo que se acaba de comentar.
Este no es un problema argentino, sino de todo el mundo periférico, donde las trasnacionales hegemonizan el sistema productivo. El punto es que el gobierno parece negar la existencia del conflicto, al menos con la importancia que aquí se ha señalado. Si no fuera así, hubiera instalado hace mucho tiempo la discusión sobre como se construyen actores nacionales, en sociedad con el Estado, con capacidad tecnológica de creciente autonomía, que bajen el nivel de dependencia de nuestro país.
Tan ausente está esta caracterización del escritorio de la Presidenta que se firmó un acuerdo con China, ayer festejado en el discurso, en que se logró financiación, pero para lo que es prácticamente una compra llave en mano de la rehabilitación del ferrocarril Belgrano cargas, importando vagones, locomotoras y hasta rieles y durmientes, sin una planificación previa que defina cómo hacer buena parte de esos bienes en el país. Estas son las industrias que pueden elevar la jerarquía media del trabajo argentino y se renuncia a ellas, como ha sucedido con la importación de plantas chinas para generación térmica de energía eléctrica o para extrudado de soja, renunciando a la evaluación previa de capacidades nacionales disponibles.
Esa confusión primaria, a mi criterio, produce un encadenamiento de errores económicos, que hacen más y más difícil encontrar la senda adecuada.
. Se quiere desarrollar la industria electrónica de punta y nos conformamos con plantas de ensamblado en Tierra del Fuego, bloqueando toda innovación local.
. Se cree necesario aumentar las exportaciones y para eso se pretende hacer acuerdos con Brasil para derivar a Argentina compras que hace en otras partes del mundo. Si eso sucediera, se pondrán esos productos a disposición – una vez más – de filiales locales de multinacionales.
. Se controlan importaciones empresa por empresa, llegando hasta las más pequeñas, pero no se analiza la posibilidad de fabricar en el país por más de 20 Mil Millones de dólares anuales, que se importan en buena medida porque las filiales de multinacionales así lo han decidido, repartiendo su producción en el mundo.
. Se establece un control de inflación negociando con las empresas más grandes, sin imponerles una norma concreta, lo cual ha hecho que la concentración y la dependencia aumenten. Sin embargo, el Secretario del área es considerado poco menos que un prócer moderno del modelo.
Se podría seguir, pero creo que los elementos más gruesos han sido señalados, y en todos los casos provienen de una desvalorización del efecto negativo de la dominancia multinacional y su efecto sobre los recursos que puede administrar en Estado de bienestar.

La forma de vinculación
La democracia argentina ha dejado de ser hace tiempo lo que podríamos llamar una democracia de masas. Los actos como los de cierre de campaña de Raúl Alfonsín o Italo Luder en 1983, por no ir tan atrás como hasta la vuelta de Perón en 1973, se diría que culminaron con el acto radical peronista en que Alfonsín declaró la guerra a la inflación en 1985; con la interna Cafiero – Menem en 1988 o ya más reducido, con la interna abierta Bordón – Álvarez de 1995. Progresivamente, la ausencia de participación efectiva, ya no en las decisiones, siquiera en las opiniones; junto con el efecto “televisión” como medio de comunicación a toda hora en todo lugar, redujo la dimensión de los encuentros colectivos.
Viendo el discurso de ayer de CFK y comparando entre puntas de la memoria histórica personal, el tono y el planteo fueron similares al de Juan Perón con los montoneros el 1 de mayo en 1974 cuando los echó de la Plaza, solo que ahora usando la cadena nacional y en ese modo de comunicación impersonal a que conduce la tecnología moderna. Si se me permite una gragea personal, aquel día yo estaba del lado derecho de la Plaza, junto a los “leales” y solo atiné a sentirme profundamente triste. Con el tiempo entendí que los montoneros tenían una mala caracterización del momento político, pero más grave que eso, el viejo líder había quedado encerrado en sus reflexiones personales y también había perdido la capacidad de entender y conducir al conjunto.
El riesgo de quedar entrampado en el pequeño círculo, que en definitiva tiene una sola idea – la del centro – porque los demás creen que su obligación es actuar de eco como condición para pertenecer, es hoy mucho mayor que hace 40 años. Es mayor porque Néstor y Cristina llegaron al gobierno en términos políticamente débiles – 22% de los votos – y se abroquelaron rápidamente en su ámbito de confianza histórica. La repercusión periodística de los actos de gobierno fue el termómetro y el manejo bilateral con sus ministros, el modo de ejecutar. Nunca hubo una reunión de gabinete en nueve años; nunca hubo un documento estratégico sobre la política global; todo estuvo y está en la cabeza y la intimidad del vértice y lo que no está, es el vértice quien debe construirlo ante cada coyuntura.
La ratificación de confianza popular, con el 54% de los votos, llegó cuando Néstor había muerto y cuando la cantidad de tarea ejecutada era suficiente como para invitar a pensar que en términos generales se llegó, asumiendo como pendiente la “sintonía fina”. Si la metodología política permitió esa evolución – o al menos no la obstaculizó – ¿para qué cambiar?, se preguntará Cristina y su ámbito cercano.
El punto es que tiene su lógica estricta y bien defendible trabajar en espacios reducidos, de gran confianza, cuando se busca consolidar el poder y cuando además, se han de ejecutar un puñado de decisiones en las que se deposita mucha expectativa. Pero nos guste o no, eso construye una historia de la propia gestión. Después de nueve años hay resultados por doquier, muchos muy buenos, otros buenos y otros no tanto. La etapa del ajuste fino, aún pensando equivocadamente que ya se llegó, no puede ser nunca una etapa defensiva o justificativa de lo que se hizo, sino que requiere de la conducción una propensión analítica, que tenga en cuenta al interlocutor; que permita descubrir si éste tiene razón o ayudarlo a descubrir su error.
Las críticas no se pueden debilitar tirando sobre la mesa lo hecho. Hay que diseccionarlas con ecuanimidad, partiendo de la base que es inexorable que el interlocutor sabe que el gobierno ha hecho muchas cosas positivas; sabe del respaldo popular con que se cuenta.
Justamente, un gobierno con tal alto respaldo puede darse el lujo de ser muy analítico con la crítica, porque si de allí surgiera una corrección, eso no haría más que aumentar la credibilidad en la buena fe y el compromiso de la conducción.
Lo anterior exige una forma de participación, ya no popular, sino con los colaboradores más inmediatos, que no parece estar en la tradición del gobierno. Invito a quien haya llegado hasta acá a que busque en el pasado político de los últimos 30 años un equivalente a la descalificación que Julio de Vido hizo de Daniel Scioli por televisión la semana pasada o la reprimenda por cadena nacional de Cristina al mismo Scioli del día de ayer. Si se apela a esos mecanismos es que ni se habla en privado. No debe extrañar entonces que si Hugo Moyano hace un acto público con críticas al gobierno, como sucedió hace algunos meses, sea considerado automáticamente un opositor irredimible.
En esta lógica de interlocución al interior del espacio propio está la explicación de buena parte de los problemas políticos de diversa envergadura que arrastramos, que además se trasladan a la gestión. Entre otras cosas se trasladan, porque si alguno de los colaboradores cercanos de la Presidenta llegará a coincidir con el diagnóstico económico expuesto más arriba – estoy casi seguro que los hay – se guardarán mucho de expresarlo en un escenario donde la disidencia se confunde con ingratitud.

Conclusión
La llave de este cofre la tiene Cristina. Si se quiere ampliar la imagen, algunos colaboradores jóvenes que cuentan con su confianza tienen algunas ganzúas que también podrían abrir el cofre. A mi criterio es imperioso abrirlo.
Para cambiar la metodología de conducción, que no se mastique hoy a Hugo Moyano, pasado a Daniel Scioli y luego a cuanto disidente o pseudo disidente aparezca. En paralelo con la necesaria apertura al diálogo, se requiere poner el modelo sobre la mesa. Tal vez no sus fines, pero seguro varios de sus medios.
O lo resolvemos entre todos o no lo resuelve nadie.